Por: Lorena Cervantes Reyes, Red Simmel-México
En el marco de su estancia como profesor visitante en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco, Lionel Lewkow impartió un seminario de cuatro sesiones y dos conferencias que giraron en torno a la sociología de Georg Simmel y en particular a la obra Sobre la diferenciación social traducida al castellano por el propio Lewkow y recientemente publicada por Gedisa.
La nota que a continuación presento se abocará a reseñar la conferencia intitulada “Georg Simmel. A casi 130 años de sus primeros bosquejos de sociología. A propósito de la reciente traducción: Sobre la diferenciación social” impartida el pasado 9 de mayo en la Ciudad de México por el doctor en sociología, traductor y profesor de teoría sociológica de la Universidad de Buenos Aires.
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Un dibujo donde se aprecia el rostro del filósofo y sociólogo alemán fue el motivo que dio la pauta a Lionel Lewkow para comenzar su exposición: trazado por un oyente, no por un estudiante, el dibujo da testimonio de la amplia y diversa audiencia[1] que acudía a los seminarios de Simmel en la Universidad de Berlín donde, no obstante, nunca pudo obtener una cátedra.
Simmel, quien en 1911 alcanzara con su libro Cultura filosófica[2] un tiraje de cerca de 10 mil ejemplares, quien junto con Weber y Tönnies fuera fundador de la Sociedad Alemana de Sociología, y cuyo pensamiento influenciara corrientes filosóficas tan divergentes como la fenomenología de Husserl, el concepto de “ser para la muerte” de Heidegger, y la concepción de dialéctica de los teóricos de la Escuela de Frankfurt, obtuvo cátedra como profesor titular hasta 1914, cuatro años antes de su muerte.
Tras esta introducción al personaje, el profesor argentino se abocó a la recientemente publicada Sobre la diferenciación social; obra escrita por Simmel a los 32 años y que no obstante ser su primer libro sobre sociología, es escasamente comentado incluso en la academia alemana. Sobre la diferenciación social, de acuerdo con Lewkow, es un “escrito programático”, pues en éste Simmel aborda temas que en su obra posterior serán ampliados y profundizados, como por ejemplo, el proceso moderno de individualización, su diagnóstico sobre la vida moderna y desde luego, su sociología. Dicho carácter programático es patente, como mostrara el traductor, en que los capítulos tercero, cuarto y quinto de esta obra de 1890, son retomados tanto en la pequeña como en la gran sociología.[3] [4]
Que haya continuidad entre la sociología proyectada en ciernes en Sobre la diferenciación social y las mencionadas pequeña y gran sociología es manifiesto también en el hecho, señalado por Lewkow, de que en ésta Simmel igualmente abre con planteamientos metodológicos y epistemológicos. Si bien el relativismo, la ambivalencia, el dinamismo y el punto de vista relacional persisten a lo largo de su producción intelectual, hay ciertos matices relacionados con las distintas orientaciones teóricas de Simmel, a partir de las cuales es posible identificar tres etapas. En la gran sociología es manifiesta la cercanía de Simmel con Kant, mientras que en la pequeña, su adscripción al vitalismo; orientaciones teóricas que corresponden a su etapa de madurez y a sus últimos escritos, respectivamente. En cuanto a su obra de juventud, el enfoque que en ésta se hace manifiesto, como mostrara el profesor argentino, es el evolucionismo. Y es que en su primera etapa, Darwin y Spencer son los principales referentes de Simmel, como también puede verse en su Escritos psicológicos y etnológicos sobre música.
Otro aspecto a destacar en Sobre la diferenciación social de acuerdo con Lewkow es que esta obra no sólo permite acabar de reconocer al “joven Simmel”, sino ante todo, relativizar algunos de los “reduccionismos habituales” en la lectura e interpretación de su obra, los cuales se vinculan con el supuesto esteticismo y comprensivismo de Simmel. Y es que de acuerdo con Lewkow, contrariamente a dichas interpretaciones, la obra de Simmel no deja de lado la ética, como es manifiesto en su obra de 1892-1893, Introducción a la ciencia de la moral –aún no traducida al castellano–, así como en los seminarios que entre 1885 y 1890 dictara sobre el tema; abordajes que no sólo comprenden su obra y su labor docente tempranas, sino que pueden detectarse a lo largo de su obra, como por ejemplo en su póstuma Intuición de la vida, donde continúa debatiendo los postulados kantianos en torno a la ética. En cuanto al supuesto comprensivismo de Simmel, Lewkow señaló que en el “debate por el método” –la así conocida disputa acerca del método más adecuado a las “ciencias del espíritu” que tuvo lugar a finales del siglo XIX–, Simmel se ubica en las dos posiciones, al elaborar “un planteo transversal al positivismo y al comprensivismo”.
Por otra parte, un aspecto sobre el que hizo énfasis el profesor de sociología a lo largo de sus intervenciones fue el modo en que decidió traducir uno de los conceptos centrales de la sociología de Simmel: el de Wechselwirkung, que en las traducciones al castellano de la obra del berlinés se ha consignado como “acción recíproca” o bien como “interacción”, y que en esta traducción se optó por traducir como “intercambio de efectos”. La decisión de traducir de este modo fue fundamentada por Lewkow primero en el “sentido ontológico” que este concepto tiene en la obra de Simmel, y que en forma sucinta puede explicarse con la premisa de que para el berlinés “todo está interconectado”: la interacción va más allá de lo social, representando un principio ontológico general. Vinculado con el anterior se encuentra el “sentido epistemológico” que Wechselwirkung tiene para Simmel; concepto a través del cual critica todo “determinismo causal”, a decir de Lewkow. En tanto la realidad tiene como fundamento la relacionalidad, no hay un punto único ni privilegiado para aprehenderla, antes bien es posible penetrar en las profundidades de ésta incluso a través de lo aparentemente nimio y trivial. De modo que al hablar de “intercambio de efectos”, de acuerdo con Lewkow, se deja asentado de un modo más claro el sentido que Wechselwirkung tiene para Simmel, para quien la sociedad es un acontecer que se desprende de las acciones y los efectos de los vínculos estables y fugaces entre los seres humanos.[5]
¿Pero qué es la diferenciación y por qué es relevante en términos sociológicos? De acuerdo con Lewkow la diferenciación, según la entiende Simmel en Sobre la diferenciación social es una suerte de “producción de orden”[6] de la cual resultan tanto el individuo como la sociedad modernos, mas no como entidades separadas o sustanciales, sino en perpetua construcción e íntimamente imbricadas.
La diferenciación social, de acuerdo con el conferencista, puede ser cualitativa y cuantitativa, así como simultánea y secuencial. En términos de la relación individuo-sociedad, bajo esa perspectiva puede verificarse a un tiempo una mayor individualización,[7] una ampliación de los círculos sociales,[8] y en forma concomitante también, tendencias hacia la igualación y hacia el cosmopolitismo, señaló Lewkow.
De acuerdo con el profesor argentino es posible encontrar en Sobre la diferenciación social cinco dimensiones de la diferenciación, a saber: la dimensión moral, en donde la diferenciación social al mismo tiempo que individualiza al sujeto responsabiliza a la colectividad por los actos de éste; la dimensión evolutiva, donde se reconoce una espiral en la evolución que va conduciendo hacia una mayor diferenciación; la dimensión histórico-cultural, en donde la diferenciación se manifiesta como distinción; la dimensión funcional, en donde la diferenciación tiene lugar como integración del individuo como único, irrepetible y singular, pero en tanto se encuentra en la intersección de los círculos sociales,[9] y la dimensión espacial, que se refiere a la mencionada tendencia hacia la expansión de los grupos sociales que acompaña el proceso de individualización.
En su exposición Lewkow también abordó la relación que Sobre la diferenciación social tiene con los planteamientos de los contemporáneos de Simmel, como Émile Durkheim, cuya obra La división social del trabajo guarda amplias similitudes con la obra del berlinés. Asimismo Lewkow mencionó los debates actuales en torno a la diferenciación, y mostró cómo los planteamientos de Simmel han influido –sin ser explícitamente reconocidos– a Niklas Luhmann, y en particular a Bruno Latour, quien adopta el punto de vista relacional que hace casi 130 años Simmel comenzara a desarrollar en su obra de juventud.
Por último es importante destacar la labor de la Dra. Olga Sabido Ramos y su equipo de trabajo para la realización de la jornada de conferencias y el seminario en torno a la obra temprana de Georg Simmel, así como la presencia e intervenciones del Dr. Esteban Vernik, especialista en Simmel y editor al castellano de la obra del sociólogo alemán.
Recién llegado de la imprenta, Sobre la diferenciación social encontró así un público receptivo y heterogéneo: en las conferencias, a las que asistieron principalmente estudiantes de licenciatura, se logró un acercamiento introductorio, y en los seminarios, una lectura detallada de la mano de su traductor.
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[1] Diversos especialistas en la vida y obra de Simmel han hecho hincapié en la casi insólita composición de la audiencia de Simmel: desde estudiantes e interesados en filosofía, sociología, historia y otras “ciencias del espíritu”, hasta miembros de círculos místicos y agrupaciones políticas radicales, así como inmigrantes y mujeres (considérese la universidad de aquella época –lo que no significa que haya abandonado del todo ese cariz– como una institución eminentemente conservadora, nacionalista y patriarcal).
[2] Traducido al castellano como Sobre la aventura, trad. Gustau Muñoz y Salvador Mas, Barcelona, Península, 1988.
[3] De este modo se conocen sus principales obras sociológicas: “gran sociología” se denomina a Sociología. Estudios sobre las formas de socialización de 1908, y “pequeña sociología” a Cuestiones fundamentales de sociología de 1917.
[4] Como mostró Lewkow, el tercer capítulo es retomado “de forma casi intacta” en el capítulo 10 Sociología; el cuarto aparece resumido en el capítulo 2 de Cuestiones fundamentales de sociología, mientras que el quinto es ampliado en el capítulo 6 de Sociología.
[5] Para Simmel la sociología se funda en un punto de vista que parte del reconocimiento de la complejidad de un objeto que está permanentemente deviniendo y que se construye en el estar con y contra otros. Es en este hacer y padecer en donde se forman y tienden los hilos invisibles a los que llamamos sociedad.
[6] En el marco del dualismo vida/forma que sustenta el vitalismo de Simmel (en su última etapa de producción intelectual) es posible explicar la diferenciación como resultado de la perpetua necesidad de la vida de manifestarse en formas. Se trata de un juego dialéctico entre establecer diferencias y borrar diferencias, entre trazar fronteras y trascenderlas, que en lo social lleva por ejemplo por un lado hacia un mayor perfeccionamiento de la individualidad, al diferenciarse los seres humanos unos de otros, y por otro lado a formar grupos que se definen en la diferenciación respecto a otros grupos, pero que para formarse en tanto agrupación demanda la igualación de sus miembros. Este juego inacabable es trazado con humor por Simmel en su viñeta literaria “Rosas. Una hipótesis social”: “el alma no puede sentir nada que no sea la diferencia entre su movimiento y estimulación presentes y los anteriores; éstos resuenan en ella de manera enigmática y conforman el trasfondo a partir del cual el instante presente obtiene y mide su contenido y su significación. Por eso la vida, cualquiera que sea la altura o la profundidad con que transcurre, nos parece tan vacía e indiferente cuando le faltan las diferencias interiores, al punto de que tememos que la bienaventuranza ininterrumpida del Paraíso sea un aburrimiento igualmente ininterrumpido (…) [Sin embargo] la ilusión nos empuja una y otra vez (…) como Sísifo, [a] la tarea de borrar las diferencias externas, hasta el punto donde la naturaleza pone límites y donde reconocemos que el dolor, del que queríamos huir hacia fuera, nos persigue desde dentro” (en Imágenes momentáneas sub specie aeternitatis, trads. Ricardo Ibarlucía y Oliver Strunk, Barcelona, Gedisa, 2007, pp. 76-80).
[7] Simmel traza el decurso del proceso de individualización moderno del siguiente modo: la individualidad surge en el siglo XVIII como resultado de la Revolución francesa y por sus características es definida por el filósofo de Berlín como “individualismo de la igualdad”, posterior a este tipo de individualidad, en el siglo XIX y vinculado con el romanticismo surge de acuerdo con Simmel el “individualismo de las diferencias”, y por último, se encuentra la “individualidad cualitativa”; concepto que Simmel usa como una especie de horizonte utópico que en su época detecta en ciernes y sobre el cual expresa su confianza en su despliegue, en tanto posibilidad de conciliar la “ecuación irresoluble” entre individuo y sociedad (Cfr. Simmel, Cuestiones fundamentales de sociología, trad. Ángela Ackermann Pilari, Barcelona, Gedisa, 2002, y Simmel “El individuo y la libertad”, en El individuo y la libertad. Ensayos de crítica de la cultura, trad. Salvador Mas, Barcelona, Península, 1998).
[8] Esto es, el desvanecimiento de las fronteras de los grupos y la formación de uno solo y universal, como propende la globalización.
[9] Es decir que dichas características no son sustanciales al individuo, sino producto del carácter único de “la combinación de los grupos sociales” de los que es miembro.